Hay una serie de valores que son
los más importantes en esta vida y que, sin embargo, no se pueden cuantificar: El amor, la alegría, el tiempo.
La actualidad gris que nos
envuelve, la crisis económica y un futuro incierto hacen que hoy, más que
nunca, necesitemos agarrarnos a ellos para mantener el equilibrio y seguir
adelante con fuerza. Con mi trabajo he querido convertirme en un nuevo canal
para transmitir esos valores. Ofrezco la posibilidad de regalar cariño, donde
quede plasmado el amor y el tiempo dedicado al protagonista, de un modo
permanente. Y paralelamente, lanzo a la comunidad virtual pequeños destellos de
luz que hagan que el día a día sea más ameno.
Así, pinto cuadros personalizados que son, en realidad, todo un proceso
emocional tanto para el cliente que me lo encarga, -que tiene que
verbalizar las bondades de aquella persona a la que quiere emocionar, un trabajo que lleva su tiempo y que en muchas ocasiones no lo han hecho con
anterioridad- como para el destinatario
y protagonista del cuadro, que, de repente, se ve reflejado en un momento de
felicidad rodeado de lo que más le importa e identifica. Un flash de alegría máxima
que podrá impregnarle cada vez que lo vea.
Mis cuadros son sencillos pero
directos porque lo que realmente importa es el mensaje. Que esa persona se
sienta querida y arropada y que cada día pueda repetir esa experiencia. El reto está en que la persona se vea
identificada, y se visualice a sí misma en un momento de éxito vital.
En el tiempo que llevo con este proyecto habré
pintado más de 350 cuadros y, por tanto, he tenido la suerte de conocer y
compartir muchas historias vitales. Podría escribir folios hablando
de las reacciones tras recibir los cuadros, pero me limitaré a contar sólo una porque me impactó especialmente: Una señora cumplía 86
años y, tras una vida muy activa le costaba mucho sobrellevar la ausencia
de amigos queridos y la incapacidad de volver a andar.
Un reto enorme para mí y para
la hija que fue quien me lo encargó. El cuadro que creamos fue tan
exitoso, que la señora decidió colgarlo en frente del sofá donde siempre está
sentada. Necesita verlo todo el tiempo. Me lo prestaron para una exposición, y
tras la clausura, tuve que llevárselo inmediatamente porque no podía pasar más
días sin él. Para mí fue una experiencia increíble.
Que la gente se siente
identificada es un hecho que veo a diario reflejado en las redes sociales, ya
que cada vez aparece más personas en Facebook, Twitter, WhastUpp, etc ,
utilizando como foto de avatar el dibujo que he hecho para ellas ¡Y me encanta!
Recibo cantidad de fotos de los protagonistas sonrientes con sus cuadros, o
incluso algún vídeo como éste. En la exposición “Emociones Pintadas” del año pasado, los
cuadros iban acompañados de las reacciones de sus destinatarios al verlos. Estas
son un par de ellas:
"El cuadro nos lo regalaron cuando nació Antía. Era la primera imagen de la familia completa y es
la imagen más bella, la que recuerdo cuando nos recuerdo. Inmóviles pero llenos
de vida, luz y color, sonrientes y felices. Y así, de pie, de frente a quien
nos mira, tendiendo puentes. Y esos lugares de partidas y de encuentros. Todo
en blanco, lleno de luz" S. Ribotta."
“Cada mañana, cuando me despierto, miro mi árbol, y
disfruto de toda mi familia”. E.Orsi.
Me encanta mi trabajo. ¡Gracias por tanto!
¡Gracias a ti por estos momentazos que nos das! Estoy deseando tener que hacer un regalo para encargártelo... próximamente uno está por caer.
ResponderEliminarGracias por tu confianza, Rebeca, siempre.
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