miércoles, 26 de octubre de 2011

Tu cartel del #OccupyWallSt puede convertirse en pieza de Museo


Cuando el usuario medio acude a un Museo histórico, espera encontrar elementos de interés que se han ido acumulando a lo largo del tiempo. Lo que no imagina, es que el gestor cultural que esta detrás de las exposiciones, lejos de ser un mero recolector y contador de historias, es un cazador de tesoros, un buscador de agua que se adelanta a la sed de los demás.

Así lo están demostrando los gestores del New-York Historical Society y del Smithsonian Museum of American History, que, mientras la mayoría de la sociedad estadounidense no muestra el mas mínimo interés por el movimiento de indignados OccupyWallStreet, se han lanzado a las plazas y a las calles ocupadas por los manifestantes, para hacerse con sus carteles y demás instrumentos de lucha pacifica, que formarán parte, sin duda, de las futuras exposiciones sobre éste momento histórico.

No sabemos cómo estará el mundo dentro de 20 años. Ojalá este movimiento global por el cambio haya logrado su objetivo y hayamos conseguido dar un giro al planeta sin que éste haya salido demasiado magullado. Ver entonces las expos que ahora se están fraguando, acompañados de nuestros hijos ya mayores, será muy emocionante...

La verdad es que siento cierta envidia sana por estos profesionales. Por su capacidad de reacción y por la suerte de poder hacer gestión cultural con un tema tan apasionante y tan importante para todos. Envidia sana y agradecimiento, por servirnos de ejemplo y sobre todo, por los recuerdos que están preservando y que nos regalarán a todos.

viernes, 14 de octubre de 2011

NY en un cuadro


Hace dos meses que tenemos un lienzo manchao de verde encima del aparador (¿se llamará así este armario de IKEA?) heredado de nuestros colegas, anteriores inquilinos del palacio. Se lo encontraron no se dónde, y aquí estaba, "decorando" un rincón del saloncito.

Hacía semanas que tenía ganas de hincarle el diente con Asier, así que hoy nos hemos puesto mano a mano a darle un poco de vidilla. Y este es el resultado. La verdad es que me mola mucho lo que ha salido, y por eso os lo enseño.

Lo que no tengo claro es si Asier (a dos meses de cumplir 3 años) se habrá dado cuenta de lo que hemos pintado: Patriotismo, capitalismo, centro del mundo, gran hermano, fashion, intelectualismo y cotilleo.

jueves, 13 de octubre de 2011

Dos siglos con las mismas preguntas sobre NY

Gracias a twitter he conocido gente estupenda. Una de estas personas es Luis Urueña, que siempre que me hace alguna recomendación, da en el clavo.

Esta vez, me ha pasado un articulo curioso sobre la "vuelta" de Tchaikovsky a Nueva York. No se si podré ir a disfrutar de su música o si como en tantos otros casos me quedare con las ganas, pero me ha hecho gracia ver que las preguntas que aquel Maestro se hacía sobre Nueva York hace ya dos siglos, siguen estando totalmente de actualidad:

"Cosas que preguntar: ¿es seguro beber agua en América? ¿Qué tipo de cigarrillos fuman en Nueva York? ¿Qué tipo de gorros llevan? ¿Me pueden hacer la lavandería? Chequear la acústica del teatro".

Y lo mejor es que creo que las respuestas tampoco habrán variado demasiado. Allá van:

- Agua: Una de las cosas que mas sorprende (desagradablemente) es la cantidad de ratas y ratones que hay por la ciudad. Por todos los lados. Además, están las cucarachas, como la que ayer eliminé en mi apartamento... Sí señores, eso no aparece en las peliculas... Bueno pues, con ese panorama, no es de extrañar que beber agua del grifo, a priori, de un poco de respeto. Pero el caso es que no está mala, y ojos que no ven....

- Cigarrillos: El panorama ha cambiado bastante desde la epoca del músico, pero aqui, a pesar de las prohibiciones y de los mensajes paternalistas, la gente sigue fumando aunque mucho menos. Teniendo en cuenta que la cajetilla de tabaco cuesta una media de 12 dólares, la cosa se complica. Siempre queda el tabaco de liar...

- Gorros: Soy una apasionada de los gorros y Nueva York es una ciudad ideal para comprarlos. Hay por todas las esquinas. En puestos callejeros, mercadillos de artesanos, tiendas glamourosas... El día que me toque la lotería me daré el gustazo; me voy a comprar los sombreros mas inverosímiles y los tendré en un ropero "sombrerero" construido para tal fin (nótese que hablo en futuro y no en condicional, que la esperanza no hay que perderla nunca).

- Lavandería: No tengo claro si es una cosa cultural, o debido a la falta de espacio de las casas, pero el caso es que en la mayoría de los apartamentos no hay lavadora. En los bloques grandes es normal tener en el bajo una sala con lavadoras y secadoras por monedas. Debido a la nula sociabilidad del personal newyorkino, ese lugar de encuentro que podría propiciar conversaciones interesantes e interculturales, es un lugar sombrío donde la gente ni se saluda. Así es. La otra opción es ir a una de las miles de lavanderias que hay por la calle.

- Acustica: Precisamente ayer escribí un tuit sobre lo desfasados que me parecen los Centros culturales, que en ésta epoca digital, siguen no teniendo cobertura en sus salas, impidiendo que la cultura que se cocina dentro, no salga al exterior. En cuanto a la acústica, tendré que ir a escuchar a Tchaikovsky para ver qué tal anda...

miércoles, 5 de octubre de 2011

Trabajando en el Smithsonian un día cualquiera: feed-back y conciliación.


El Smithsonian National Museum of the American Indian es un museo fantástico que trabaja en colaboración con los pueblos indígenas de América, para proteger y fomentar sus culturas, reafirmar sus tradiciones y creencias, alentar la expresión artística contemporánea y crear un foro para la expresión de las voces indígenas. Tiene dos sedes; una en Washington más grande y otra en Nueva York.

Cualquiera que me conozca un poco y sepa de la ilusión con la que hace un año emprendí mi proyecto de Cultura De Futuro (sobre gestión cultural con pueblos indígenas, una mezcla “extraña” en España) se puede imaginar lo contenta que me puedo hallar ahora, colaborando en una institución como ésta, con décadas de trabajo a sus espaldas, precisamente sobre el tema que me apasiona.

Hace ahora justo un año que grabé el documental sobre Gestión Cultural con el gran José Guirao, donde me reafirmaba en mi giro vital hacia la gestión cultural -con pueblos indígenas- y héteme aquí, que de momento, lo he conseguido. Quién me iba a decir a mí entonces (y sólo hace un año) que hoy estaría escribiendo este post, desde NY, contando mis aventuras en uno de los grandes Museos del mundo de temática indígena…

Bueno, una vez hechas las presentaciones, os contaré un poco cómo es un día cualquiera en el Museo;

El día empieza cuando salgo de la boca del metro y veo los muros de la antigua casa de aduanas newyorkina. Un edificio Beaux-Art de 1907 impresionante, que ahora acoge al Museo de los Indígenas Americanos. No dejo de maravillarme cada día, pensando que es justo ahí donde voy a pasar la jornada. Tampoco están mal las vistas desde el propio edificio, y es que la Estatua de la Libertad está allá, justo en frente, aunque para verla bien hay que subir varios pisos.

Entramos en el Museo, y nos encontramos con los guardias de seguridad. Por suerte ya me han dado mi credencial, porque estaba un poco cansadita de quitarme el cinturón todas las mañanas (la seguridad es como la del aeropuerto). Sobre el tema de la seguridad no diré nada más, puesto que todos sabemos lo estrictos que son los estadounidenses con ese tema (ejem, algunos lo sabemos bastante bien, por cierto).

A mí me ha acogido (y lo digo a propósito, puesto que me he sentido realmente acogida) el departamento de Cine y Video. Tiene un equipo de trabajo estupendo, dirigido por una mujer super agradable pero sorprendentemente estricta en el trabajo. Una mezcla perfecta, para mi gusto. Para que os hagáis una idea del tipo de mujer que es, hoy me ha pedido por favor, que durante 5 minutos (cronometrados) explicara un poco a todo el equipo al que ha reunido a propósito, el movimiento de “indignados” de España, para que pudieran tener una visión global de lo que está pasando ahora en Nueva York con el movimiento “OccupyWallStreet”. Una vez explicado el asunto, muchas gracias y cada uno a lo suyo. Si eso no es hacer equipo y preocuparse por el mundo y no sólo por los papeles del día a día…

Entre tanto, la bebé de 7 meses de la responsable de Latino-América (una de las mayores expertas en cine indígena, pilar fundamental del Museo y repartida entre la Universidad y la gestión) sonríe al grupo desde su cunita de viaje, o desde los brazos del compañero de turno que la haya aupado mientras su madre contesta infinidad de e-mails, llamadas y preguntas, muchas de ellas mías… Y eso, sin contar los que están ausentes, porque hoy se han quedado a trabajar en casa, o están haciendo otras cosas. Ah, es que no os había dicho que cada uno tiene un horario distinto, adaptado a su disponibilidad. Eso sí, el día que hay reunión, todos al Museo. Ayer tocó revisión post-evento y no dejaron un fleco suelto. Revisión de errores, propuestas de mejora para la próxima vez… una reunión efectiva y constructiva mientras nos comíamos nuestro almuerzo. Sin perder un minuto.

No está mal, ¿eh? Sobre todo si tenemos en cuenta el trabajo que ésta gente saca adelante: Un Festival de Cine indígena bianual gigante, multitud de eventos anuales, registro de artistas indígenas, etc, etc, etc…

Y en este universo de tesoros audiovisuales, posters coloridos y conversaciones interesantes ando yo, redactando un informe global para el departamento y preparando proyectos que verán la luz en España el año que viene.

Realmente, soy una tía con suerte…